"Lo que es particularmente sorprendente en la Biblia es que la injusticia no se esconde bajo la alfombra. Es injusto, dicen los profetas y sabios de Israel. Siempre hay algo heroico, emocionante heroico incluso, en que digan la verdad." James Kugel
(כג) וַיִּגַּ֥שׁ אַבְרָהָ֖ם וַיֹּאמַ֑ר הַאַ֣ף תִּסְפֶּ֔ה צַדִּ֖יק עִם־רָשָֽׁע׃ (כד) אוּלַ֥י יֵ֛שׁ חֲמִשִּׁ֥ים צַדִּיקִ֖ם בְּת֣וֹךְ הָעִ֑יר הַאַ֤ף תִּסְפֶּה֙ וְלֹא־תִשָּׂ֣א לַמָּק֔וֹם לְמַ֛עַן חֲמִשִּׁ֥ים הַצַּדִּיקִ֖ם אֲשֶׁ֥ר בְּקִרְבָּֽהּ׃ (כה) חָלִ֨לָה לְּךָ֜ מֵעֲשֹׂ֣ת ׀ כַּדָּבָ֣ר הַזֶּ֗ה לְהָמִ֤ית צַדִּיק֙ עִם־רָשָׁ֔ע וְהָיָ֥ה כַצַּדִּ֖יק כָּרָשָׁ֑ע חָלִ֣לָה לָּ֔ךְ הֲשֹׁפֵט֙ כׇּל־הָאָ֔רֶץ לֹ֥א יַעֲשֶׂ֖ה מִשְׁפָּֽט׃
(23) Abraham se acercó y dijo: “¿Destruirás al inocente junto con el culpable?(24) ¿Y si hubiera cincuenta inocentes dentro de la ciudad? ¿Destruirás el lugar y no lo perdonarás por amor a los cincuenta inocentes que hay en ella?(25) ¡Lejos de ti hacer tal cosa, hacer morir al inocente junto con el culpable, de modo que el inocente sea tratado como el culpable! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no hará justicia?”
Abraham está convencido que Dios es omnibenevolente (toda bondad). Un Dios bueno y justo jamás haría que muera gente inocente.
Por supuesto que esta conclusión todos acordamos que está lejos de representar la verdad y es un tema que se ha mantenido hasta la actualidad. La respuesta más común y simple es que Dios no es responsable de la injusticia, el ser humano es el responsable (la salida "fácil" de dónde estaba Dios en la Shoa ha sido dónde estaba el ser humano). Se asume la ignorancia en este tema y muchos teólogos que se niegan a reconocer la injusticia como parte de Dios asumen que Dios tiene un "master plan" más grande y si todavía no llegamos a ese lugar en el que "esta todo bien" significa que aún no hemos llegado al fin de la historia.
Algunos encontrarán consuelo en esta interpretación. Sin embargo el tema regresa y regresa en forma recurrente (fue una de las primeras preguntas que recibí después del 7 de Octubre de 2023).
Joseph Soloveitchik, "Lo sagrado y lo profano":
"La religión realza la vida, le da profundidad y visiones multidimensionales, pero no siempre concede al hombre la comodidad y la complacencia que casi siempre implican superficialidad y superficialidad mental. La ecuación de una vida feliz y al mismo tiempo profunda es inadecuada. El ámbito de la santidad es más intensamente provocador y tortuoso que el secular."
(ו) כִּ֣י לְכׇל־חֵ֔פֶץ יֵ֖שׁ עֵ֣ת וּמִשְׁפָּ֑ט כִּֽי־רָעַ֥ת הָאָדָ֖ם רַבָּ֥ה עָלָֽיו׃ (ז) כִּֽי־אֵינֶ֥נּוּ יֹדֵ֖עַ מַה־שֶּׁיִּֽהְיֶ֑ה כִּ֚י כַּאֲשֶׁ֣ר יִֽהְיֶ֔ה מִ֖י יַגִּ֥יד לֽוֹ׃ (ח) אֵ֣ין אָדָ֞ם שַׁלִּ֤יט בָּר֙וּחַ֙ לִכְל֣וֹא אֶת־הָר֔וּחַ וְאֵ֤ין שִׁלְטוֹן֙ בְּי֣וֹם הַמָּ֔וֶת וְאֵ֥ין מִשְׁלַ֖חַת בַּמִּלְחָמָ֑ה וְלֹֽא־יְמַלֵּ֥ט רֶ֖שַׁע אֶת־בְּעָלָֽיו׃ (ט) אֶת־כׇּל־זֶ֤ה רָאִ֙יתִי֙ וְנָת֣וֹן אֶת־לִבִּ֔י לְכׇֽל־מַעֲשֶׂ֔ה אֲשֶׁ֥ר נַעֲשָׂ֖ה תַּ֣חַת הַשָּׁ֑מֶשׁ עֵ֗ת אֲשֶׁ֨ר שָׁלַ֧ט הָאָדָ֛ם בְּאָדָ֖ם לְרַ֥ע לֽוֹ׃
(6) Porque hay un momento para cada experiencia, incluso para el destino; la calamidad del hombre lo abate.(7) De hecho, no sabe lo que va a suceder; incluso cuando está a punto de suceder, ¿quién puede advertírselo?(8) Ningún hombre tiene autoridad sobre el aliento de vida para retenerlo; no tiene poder sobre el día de la muerte. No hay escape de esa batalla; la maldad no puede salvar a su dueño.(9) Observé todas estas cosas; noté todo lo que ocurría bajo el sol, mientras los hombres aún tenían autoridad sobre otros hombres para tratarlos injustamente.
Kohelet no esconde el sentimiento más humano y realista en una especie de negación ingenua de fe. En sus propias palabras nadie escapa a "su destino", la vida es una batalla de la que no hay escapatoria. Todos atravesamos momentos en los que parecería no haber salida. Nos imaginamos que nunca más reiremos o podremos disfrutar de las cosas triviales de la vida.
En "Un duelo observado" C. S. Lewis, utilizando únicamente los cuadernos que tiene esparcidos por su casa, documenta el dolor de perder a su esposa de cuatro años a causa del cáncer. No puede dedicarse a tareas sencillas -lo que él llama la pereza del duelo- como leer, escribir una carta o afeitarse.
¿Qué le importa a alguien si se afeitó la piel o si está áspera cuando ha perdido al amor de su vida? Aunque reconoce que las personas infelices quieren distracciones, al final del día, lo que distrae no puede distraer permanentemente. Esto lleva a Lewis, un erudito y practicante de la fe, a pasar rápidamente del afeitado a su relación con Dios:
Mientras tanto, ¿dónde está Dios? Este es uno de los síntomas más inquietantes. Cuando eres feliz, tan feliz que no tienes la sensación de necesitarlo, tan feliz que te sientes tentado a sentir sus demandas sobre ti como interrupciones, si te recuerdas a ti mismo y te vuelves hacia Él con gratitud y alabanza, serás -o eso parece- recibido con los brazos abiertos. Pero acude a Él cuando tu necesidad es desesperada, cuando toda otra ayuda es en vano, y ¿qué encuentras? Una puerta cerrada de golpe en tu rostro, y un sonido de cerrojo y doble cerrojo del otro lado. Después de eso, silencio. Bien puedes darte la vuelta.
Lewis estaba, como describe Kohelet, abrumado por la calamidad. Buscó a Dios, pero encontró una puerta cerrada y un silencio ensordecedor. Sin embargo, Lewis mantuvo su fe, de la misma manera que Kohelet mantuvo la suya.
Esta sensación cíclica de cercanía y lejanía con Dios es tan realista e intensa que ingresó a uno de nuestros Salmos de forma muy íntima y aterradora.
(יב) הִנֵּה־אֵ֥לֶּה רְשָׁעִ֑ים וְשַׁלְוֵ֥י ע֝וֹלָ֗ם הִשְׂגּוּ־חָֽיִל׃ (יג) אַךְ־רִ֭יק זִכִּ֣יתִי לְבָבִ֑י וָאֶרְחַ֖ץ בְּנִקָּי֣וֹן כַּפָּֽי׃ (יד) וָאֱהִ֣י נָ֭גוּעַ כׇּל־הַיּ֑וֹם וְ֝תוֹכַחְתִּ֗י לַבְּקָרִֽים׃ (טו) אִם־אָ֭מַרְתִּי אֲסַפְּרָ֥ה כְמ֑וֹ הִנֵּ֤ה ד֖וֹר בָּנֶ֣יךָ בָגָֽדְתִּי׃ (טז) וָ֭אֲחַשְּׁבָה לָדַ֣עַת זֹ֑את עָמָ֖ל (היא) [ה֣וּא] בְעֵינָֽי׃ (יז) עַד־אָ֭בוֹא אֶל־מִקְדְּשֵׁי־אֵ֑ל אָ֝בִ֗ינָה לְאַחֲרִיתָֽם׃ (יח) אַ֣ךְ בַּ֭חֲלָקוֹת תָּשִׁ֣ית לָ֑מוֹ הִ֝פַּלְתָּ֗ם לְמַשּׁוּאֽוֹת׃ (יט) אֵ֤יךְ הָי֣וּ לְשַׁמָּ֣ה כְרָ֑גַע סָ֥פוּ תַ֝֗מּוּ מִן־בַּלָּהֽוֹת׃ (כ) כַּחֲל֥וֹם מֵהָקִ֑יץ אֲ֝דֹנָ֗י בָּעִ֤יר ׀ צַלְמָ֬ם תִּבְזֶֽה׃ (כא) כִּ֭י יִתְחַמֵּ֣ץ לְבָבִ֑י וְ֝כִלְיוֹתַ֗י אֶשְׁתּוֹנָֽן׃ (כב) וַאֲנִי־בַ֭עַר וְלֹ֣א אֵדָ֑ע בְּ֝הֵמ֗וֹת הָיִ֥יתִי עִמָּֽךְ׃
(12) Así son los malvados; siempre tranquilos, acumulan riquezas.(13) En vano mantuve puro mi corazón y lavé mis manos en inocencia,(14) viendo que he sido constantemente afligido, que cada mañana trae nuevos castigos.(15) Si hubiera decidido decir estas cosas, habría sido falso con el círculo de tus discípulos.(16) Así que me dediqué a entender esto, pero parecía una tarea desesperada(17) hasta que entré en el santuario de Dios y reflexioné sobre su destino.(18) Los rodeas de adulaciones; los haces caer a través de halagos.(19) ¡Qué rápidamente son arruinados, totalmente barridos por terrores!(20) Cuando te despiertas, desprecias su imagen, como uno lo hace con un sueño al despertar, oh Señor.(21) Mi mente fue despojada de su razón; mis sentimientos fueron entumecidos.(22) Fui un necio, sin conocimiento; fui torpe hacia Ti.
(י) וּבְכֵ֡ן רָאִ֩יתִי֩ רְשָׁעִ֨ים קְבֻרִ֜ים וָבָ֗אוּ וּמִמְּק֤וֹם קָדוֹשׁ֙ יְהַלֵּ֔כוּ וְיִֽשְׁתַּכְּח֥וּ בָעִ֖יר אֲשֶׁ֣ר כֵּן־עָשׂ֑וּ גַּם־זֶ֖ה הָֽבֶל׃ (יא) אֲשֶׁר֙ אֵין־נַעֲשָׂ֣ה פִתְגָ֔ם מַעֲשֵׂ֥ה הָרָעָ֖ה מְהֵרָ֑ה עַל־כֵּ֡ן מָלֵ֞א לֵ֧ב בְּֽנֵי־הָאָדָ֛ם בָּהֶ֖ם לַעֲשׂ֥וֹת רָֽע׃ (יב) אֲשֶׁ֣ר חֹטֶ֗א עֹשֶׂ֥ה רָ֛ע מְאַ֖ת וּמַאֲרִ֣יךְ ל֑וֹ כִּ֚י גַּם־יוֹדֵ֣עַ אָ֔נִי אֲשֶׁ֤ר יִהְיֶה־טּוֹב֙ לְיִרְאֵ֣י הָאֱלֹהִ֔ים אֲשֶׁ֥ר יִֽירְא֖וּ מִלְּפָנָֽיו׃ (יג) וְטוֹב֙ לֹֽא־יִהְיֶ֣ה לָֽרָשָׁ֔ע וְלֹֽא־יַאֲרִ֥יךְ יָמִ֖ים כַּצֵּ֑ל אֲשֶׁ֛ר אֵינֶ֥נּוּ יָרֵ֖א מִלִּפְנֵ֥י אֱלֹהִֽים׃ (יד) יֶשׁ־הֶ֘בֶל֮ אֲשֶׁ֣ר נַעֲשָׂ֣ה עַל־הָאָ֒רֶץ֒ אֲשֶׁ֣ר ׀ יֵ֣שׁ צַדִּיקִ֗ים אֲשֶׁ֨ר מַגִּ֤יעַ אֲלֵהֶם֙ כְּמַעֲשֵׂ֣ה הָרְשָׁעִ֔ים וְיֵ֣שׁ רְשָׁעִ֔ים שֶׁמַּגִּ֥יעַ אֲלֵהֶ֖ם כְּמַעֲשֵׂ֣ה הַצַּדִּיקִ֑ים אָמַ֕רְתִּי שֶׁגַּם־זֶ֖ה הָֽבֶל׃
(10) Y luego vi a malvados que venían del Lugar Santo y eran llevados al entierro, mientras que los que habían actuado rectamente fueron olvidados en la ciudad. Esto también es una frustración:(11) el hecho de que la sentencia impuesta por actos malvados no se ejecuta con rapidez, lo que hace que los hombres se sientan envalentonados para hacer el mal.(12) El hecho de que un pecador pueda hacer el mal cien veces y su castigo aún se retrase. Porque aunque soy consciente de que "les irá bien a aquellos que temen a Dios, ya que le temen,"(13) y no les irá bien a los malvados, y no vivirán mucho tiempo porque no temen a Dios,(14) aquí hay una frustración que ocurre en el mundo: a veces un hombre recto es recompensado de acuerdo con la conducta de los malvados; y a veces el malvado es recompensado de acuerdo con la conducta de los rectos. Digo que todo esto es una frustración (havel/hevel).
(ג) גַּם זֶה. אֶחָד מִן הַהֲבָלִים שֶׁנִּמְסְרוּ לְעוֹלָם לְיַגֵּעַ אֶת הַבְּרִיּוֹת, שֶׁאֵין הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא מְמַהֵר לְהִפָּרַע מֵעוֹשֵׂי הָרָעָה, וְהַבְּרִיּוֹת סוֹבְרִים, אֵין דִּין וְאֵין דַיָּן:
Esto también es una de las vanidades que se dieron al mundo para cansar a la humanidad, porque el Santo, Bendito Sea, no se apresura a castigar a los malhechores, y [por lo tanto] la humanidad piensa que no hay ni juicio ni Juez.
Kohelet describe uno de los peores males: "el hecho de que la sentencia impuesta por actos malvados no se ejecuta con rapidez, lo que hace que los hombres se sientan envalentonados para hacer el mal."
Es muy tentador, como hacen muchos incluyendo académicos serios, decretar que Kohelet es un racionalista escépctico pesimista y fatalista. Erica Brown no comparte esta visión sino que declara que Kohelet es todo lo contrario: es un religioso realista, un pensador profundamente alineado con el misterio y la realidad. Un verdadero judío. Solo hay que seguir leyendo:
(טו) וְשִׁבַּ֤חְתִּֽי אֲנִי֙ אֶת־הַשִּׂמְחָ֔ה אֲשֶׁ֨ר אֵֽין־ט֤וֹב לָֽאָדָם֙ תַּ֣חַת הַשֶּׁ֔מֶשׁ כִּ֛י אִם־לֶאֱכֹ֥ל וְלִשְׁתּ֖וֹת וְלִשְׂמ֑וֹחַ וְה֞וּא יִלְוֶ֣נּוּ בַעֲמָל֗וֹ יְמֵ֥י חַיָּ֛יו אֲשֶׁר־נָֽתַן־ל֥וֹ הָאֱלֹהִ֖ים תַּ֥חַת הַשָּֽׁמֶשׁ׃ (טז) כַּאֲשֶׁ֨ר נָתַ֤תִּי אֶת־לִבִּי֙ לָדַ֣עַת חׇכְמָ֔ה וְלִרְאוֹת֙ אֶת־הָ֣עִנְיָ֔ן אֲשֶׁ֥ר נַעֲשָׂ֖ה עַל־הָאָ֑רֶץ כִּ֣י גַ֤ם בַּיּוֹם֙ וּבַלַּ֔יְלָה שֵׁנָ֕ה בְּעֵינָ֖יו אֵינֶ֥נּוּ רֹאֶֽה׃ (יז) וְרָאִ֘יתִי֮ אֶת־כׇּל־מַעֲשֵׂ֣ה הָאֱלֹהִים֒ כִּי֩ לֹ֨א יוּכַ֜ל הָאָדָ֗ם לִמְצוֹא֙ אֶת־הַֽמַּעֲשֶׂה֙ אֲשֶׁ֣ר נַעֲשָׂ֣ה תַֽחַת־הַשֶּׁ֔מֶשׁ בְּ֠שֶׁ֠ל אֲשֶׁ֨ר יַעֲמֹ֧ל הָאָדָ֛ם לְבַקֵּ֖שׁ וְלֹ֣א יִמְצָ֑א וְגַ֨ם אִם־יֹאמַ֤ר הֶֽחָכָם֙ לָדַ֔עַת לֹ֥א יוּכַ֖ל לִמְצֹֽא׃
(15) Por lo tanto, alabé el disfrute. Porque lo único bueno que el hombre puede tener bajo el sol es comer, beber y disfrutar. Eso puede acompañarlo, en lugar de su riqueza, a lo largo de los días de vida que Dios le ha concedido bajo el sol. (16) Pues me he propuesto aprender sabiduría y observar los negocios que se hacen en el mundo —incluso hasta el punto de no dormir día y noche— (17) y he observado todo lo que Dios trae a acontecer. En verdad, el hombre no puede adivinar los eventos que ocurren bajo el sol. Porque el hombre se esfuerza arduamente, pero no logra adivinarlos; e incluso si un sabio pensara descubrirlos, no podría adivinarlos.
Nos sorprende el cambio abrupto de Kohelet de teólogo a hedonista. ¿Debemos asumir que Kohelet estaba uniendo ideas inconexas en un continuo de flujo de conciencia que lo acompañaba desde la biblioteca o el santuario y luego hacía una pausa para visitar el comedor? Esto sería subestimar la mente y la pluma de Kohelet, aunque no sería del todo inesperado, como bromea Fox: "El elogio del placer no es una respuesta obvia a la injusticia".
Kohelet, sin embargo, ofrece una respuesta poco obvia. Hay algo profundamente religioso, si no filosóficamente erróneo, en reconocer la importancia de la distracción.
Cuando Kohelet cavila sobre la imposibilidad de aferrarse a los frutos del trabajo, es lógico aconsejar su disfrute inmediato. Pero el hecho de las vidas inmerecidas no es directamente relevante para el disfrute de la vida. Las ideas están conectadas por un vínculo tácito: el efecto de la diversión... El hombre no puede cambiar estas cosas; sólo puede aliviar la angustia que causan al observador.
Para mantener el equilibrio teológico que puede llevar a un pensador como Kohelet a través del abismo de la fatalidad y la desolación, él aconseja la distracción como una estrategia real. En sentido negativo, la distracción nos impide prestar toda nuestra atención a algo, digamos una idea, u otra persona. Viviendo en una época de constante distracción digital, es difícil no ver la distracción como una intrusión de la mente, a veces trivial, a veces significativa. Pero cuando se interpreta de una manera más positiva, la distracción a menudo nos permite afrontar o manejar un momento difícil precisamente porque lo alivia de su intensidad. Pensemos, por ejemplo, en la forma en que distraemos a los niños con canciones o premios cuando están recibiendo una inyección en el consultorio del médico, o cómo una distracción durante una discusión puede disminuir su fuerza y permitir que las partes involucradas reanuden la discusión con menos aprensión.
El rabino Jonathan Sacks, en un extenso ensayo que conecta la inseguridad que se experimenta en Sucot, simbolizada por sentarse en la sucá, con la lectura pública del Kohelet, amplía esta noción del don de lo transitorio: "¿Qué queda, aparte del miedo, en un estado de inseguridad radical? La respuesta es simja, alegría. Porque la alegría no implica, como la felicidad, un juicio sobre la vida en su conjunto. La alegría vive en el momento. No hace preguntas sobre el mañana. Celebra el poder del ahora." El poder del ahora es diferente a la preocupación por lo que pueda traer el mañana. El aquí y ahora es todo lo que tenemos. "Al final, Kohelet encuentra significado en las cosas simples. Dulce es el sueño de un hombre trabajador. Disfruta la vida con la mujer que amas. Comer, beber y disfrutar del sol." Esto no es una concesión a una realidad sombría. Es una elección de vivir intencionalmente en el momento.
Kohelet, de pie en la periferia de un agujero negro filosófico, aconseja a sus lectores que no se inclinen hacia adelante, sino que se inclinen hacia atrás y se alejen a veces. Hagan las preguntas porque son obvias e inevitables, pero no intenten responderlas. No hay respuestas obvias. El caos humano que es la vida nos devuelve la mirada en un estado de estupefacción. Aléjate. Aléjate.