Al llegar al final de todo el recorrido de esta obra esperaríamos algún premio o reconocimiento. Después de tantos desafíos que nos ha presentado, Kohelet se despide con algo de optimismo y esperanza en los últimos versículos (tradicionalmente se repite el versículo 13 para terminar en una nota positiva):
(13) La conclusión de todo el asunto (sof davar), cuando todo se ha dicho y hecho (hakol nishmá): ¡Teme a Dios y guarda Sus mandamientos! Porque esto es aplicable a toda la humanidad.
(14) Ya que Dios llamará a cada criatura a rendir cuentas por todas sus acciones, incluso las que están ocultas, ya sean buenas o malas.
La conclusión de todo el asunto, cuando todo se ha dicho y hecho: ¡Teme a Dios y guarda Sus mandamientos! Porque esto es aplicable a toda la humanidad.
(1) En conclusión, después de haber escuchado todo, teme a Dios. Haz lo que puedas y dirige tu corazón hacia el Cielo.
(2) y guarda Sus mandamientos! Porque esto es aplicable a toda la humanidad. Pues, con este propósito, el hombre fue creado en su totalidad.
Dos cosas llaman la atención. Primero, si hay algo que Kohelet no ha hecho es simplemente temer a Dios y cumplir sus mandamientos sin decirnos más nada. Si fuera eso sólo ¿qué sentido habría tenido escribir todo su libro y explorar tantos temas? ¡Nos hubiera ahorrado tiempo! Así y todo, este pasuk parecería demostrar la resignación de la fe ante todo el proyecto inexplicable, impredecible e ineludible de "entender" la vida.
Si nos pidieran que dijéramos en una o dos palabras qué hay que hacer en la vida quizás terminaríamos diciendo algo parecido a Kohelet. En términos más seculares modernos quizás sería algo así como "ten reverencia por la vida y respeta las leyes". A muchos les gusta el "se una buena persona" (ser un mensch). Luzzatto en Mesilat Yesharim (1740) dice que la principal misión del ser humanos es cumplir los mandamientos (ritos), servir a Dios (creer en algo más grande que uno mismo) y resistir las pruebas (aguanta vara).
Lo segundo, es que Rashi parecería decir que este propósito no es de toda la humanidad sino el "recorrido" de cada ser humano en su vida. Kohelet puede haber sido parte de la élite de su tiempo, rico e intelectual, sin embargo no deja de ser otro ser humano y como tal no está fuera de este principio: temor a Dios y observancia de mitzvot.
Sof davar: ¿cuál es la conclusión de todo el asunto?
La idea de que tenemos una "ultima palabra" puede no solamente referirse a un resumen sino una revisión de todo lo complejo y contradictorio que ha sido este libro. Veamos que dicen algunos medievales sobre el tema:
(א) סוף דבר. כבר השמעתיך הכל או שמעת כל מחלוקת החכמים זה עשה את האלהים ירא: (ב) כי זה כל האדם. ישוב לענין שעבר שהוא האדם בחייו ובמותו הבל וענינו כי זה מקרה כל האדם או כי זה עיקר כל האדם וישוב ליראת השם נכבד והנורא:
(א) El fin del asunto: Ya te he enseñado todo, o bien has escuchado toda la controversia de los sabios. Esto (es lo esencial): temer a Dios.
(ב) Porque esto es todo del hombre: Vuelve al asunto mencionado anteriormente: que el ser humano, en su vida y en su muerte, es vanidad, y su propósito es que este es el destino de todo ser humano. O también, que esto es lo fundamental para todo ser humano. Y regresa al temor del Eterno, quien es sublime y temible.
Ibn Ezra sugiere que al haber leído Kohelet ya has apreciado toda la sabiduría (o todas las controversias posibles). De todo eso lo importante es que temas a Dios. Como todo es vanidad incluyendo tu propia existencia y cualquier pregunta que te hagas sobre cualquier tema incluyendo tu vida es vanidad, teme a Dios y listo.
El Talmud trae una lectura interesante sobre este pasaje:
Y dijo Rabí Jelbo en nombre de Rav Huna: Toda persona que tiene temor al Cielo, sus palabras son escuchadas, como está escrito: “El fin del asunto, después de haberlo escuchado todo: Teme a Dios y guarda Sus mandamientos, porque esto es todo del hombre” (Eclesiastés 12:13).
¿Qué significa "porque esto es aplicable a toda la humanidad"? Rabí Elazar dijo: El Santo, bendito sea, dijo acerca de él: Todo el mundo fue creado únicamente para esta persona.
En el primer comentario la reverencia es sinónimo de respeto hacia la persona. La persona que teme a Dios es más escuchada que aquel que no tiene ningún temor. Podríamos decir que al menos quien tiene algún temor tiene un sentido de responsabilidad sobre sus acciones. Por otro lado, el segundo comentario de R. Elazar es notable: no se trata de la relación que los humanos tenemos con Dios sino de ¡Dios con los humanos! El mundo fue creado para que cada uno de nosotros (en forma personal y a nuestro estilo) experimente el asombro y la inmensidad.
De la posibilidad a la responsabilidad
El último versículo de Kohelet con el que originalmente cierra todo el libro nos deja con una fuerte advertencia: "Dios llamará a cada criatura a rendir cuentas por todas sus acciones, incluso las que están ocultas, ya sean buenas o malas." Kohelet parecería sugerir que más allá que entre seres humanos no podemos llegar a entender o si quiera probar que existen consecuencias para nuestros actos, vamos a rendir cuentas ante Dios. Nuestros antepasados se enfocaron en que: (a) debemos justificar nuestras acciones ocultas y (b) lo bueno y lo malo que hicimos.
(ב) עַל כָּל נֶעְלָם. אֲפִילוּ עַל הַשּׁוֹגֵג: (ג) אִם טוֹב וְאִם רָע. אֲפִילּוּ נִכְשַׁל בְּמִצְוָה, כְּגוֹן נוֹתֵן צְדָקָה לְעָנִי בְּפַרְהֶסְיָא:
(2) Y toda cosa oculta. Incluso por el pecado involuntario.
(3) Sea bueno o malo. Incluso si tropezó en un mandamiento, por ejemplo, al dar caridad a los pobres en público.
Aquí, Rashi amplía la noción de juicio divino al incluir acciones ocultas o intenciones que no son visibles para los demás. Esto incluye incluso los pecados no intencionales, que podrían haber ocurrido sin plena consciencia o malicia. Un pecado "oculto" podría ser un error honesto o una acción negligente que causa daño sin intención. A pesar de ser accidental, todavía entra en el ámbito del juicio divino, mostrando que Dios toma en cuenta tanto las intenciones como los resultados. Veamos la erudición de Rashi al dar un ejemplo que si bien no lo menciona explícitamente lo toma del Talmud (recordemos que Rashi no solo hace un comentario extraordinario al Tanaj sino que hace uno mucho más complejo y espectacular al Talmud):
¿Qué significa el final de ese versículo: "Ya sea bueno, ya sea malo" (Eclesiastés 12:14)? Este versículo indica que Dios juzga al hombre con severidad incluso por las buenas acciones que realiza. Los Sabios de la escuela del rabino Yannai explican: Este versículo se refiere a alguien que da caridad a una persona pobre en público. Aunque realizó una buena acción, avergonzó al indigente, como en el caso del rabino Yannai, quien vio a un hombre que estaba dando un dinar a un pobre en público. Le dijo: "habría sido mejor que no se lo hubieras dado que hacer lo que hiciste, ya que ahora le diste y lo avergonzaste."
En Jaguiga 5a, Rabí Yannai enseña que incluso una acción positiva, si no se realiza correctamente, puede tener consecuencias negativas.
Por ejemplo, menciona a alguien que hace una mitzvá, como dar caridad, pero de una manera que humilla al receptor. Este acto, aunque externamente positivo, se considera problemático porque genera dolor o vergüenza, lo que contradice la intención de la mitzvá. Esta idea refuerza que Dios no juzga solo el acto externo, sino también su impacto en los demás y las motivaciones internas del actor.
Por eso Rashi menciona que incluso cuando alguien "tropezó" en una mitzvá, como dar caridad en público, el acto puede ser juzgado negativamente porque humillar al receptor es incompatible con el espíritu de la mitzvá. Las intenciones puras no son suficientes si las acciones generan daño, incluso de forma no intencionada.
De todas maneras, Rabi Yojanan en la misma página del Talmud se lamenta profundamente frente a esta expresión de Kohelet:
Además, cuando el rabino Yojanan llegó a este versículo, lloró: “Porque Dios traerá toda obra a juicio, con respecto a toda cosa oculta” (Eclesiastés 12:14). Dijo: respecto a un siervo cuyo amo considera sus pecados involuntarios como si fueran intencionales, es decir, Dios lo castiga incluso por una acción que estaba oculta para él, ¿acaso hay un remedio para él?
Rabi Yojanan se exaspera frente a lo que no parecería tener remedio: "Dios lo castiga incluso por una acción que estaba oculta para él, ¿acaso hay un remedio?" ¡En otras palabras Dios nos juzga por algo que no podemos entender! Su pregunta tiene un aire a Kafka. En su novela "El proceso", el protagonista, es arrestado y llevado a juicio sin que se le explique la razón de los cargos en su contra. A lo largo del libro, el protagonista enfrenta una burocracia opaca y surrealista que simboliza la impotencia del individuo frente a sistemas de poder incomprensibles y arbitrarios. La obra es una exploración profunda sobre la culpa, la justicia, y la alienación en un mundo absurdo. El mensaje que une a Kohelet, Rabí Yojanan y Kafka es la tensión entre el juicio externo y la autoevaluación interna. Todos nos enfrentamos al desafío de actuar en un mundo donde nuestras intenciones no siempre coinciden con las percepciones o consecuencias. Sin embargo, mientras Kafka deja que su protagonista sea atrapado en la incertidumbre, el judaísmo nos invita a abrazar el juicio divino como un llamado a la conciencia, la mejora constante y la reverencia por la vida.
Sefer Jasidim va reflexionar sobre una idea parecida:
וכל אדם שהוא ירא שמים לסוף דבריו נשמעים שנאמר (קהלת יב יג) סוף דבר הכל נשמע את האלהים ירא. אדם שיש בו תורה ואין בו מעשים דומה למי שמסרו לו מפתחות הפנימיות ומפתחות החיצוניות לא מסרו לו בהי עייל ואיך יכנס:
Al final, las palabras de todo hombre que teme a Dios son escuchadas. Como está escrito: "La conclusión de todo el asunto (sof davar), cuando todo se ha dicho y hecho (hakol nishmá): ¡Teme a Dios y guarda Sus mandamientos!" (Eclesiastés 12:13). Una persona que posee Torá pero no tiene buenas acciones es comparable a alguien a quien se le han entregado las llaves interiores pero no las exteriores; ¿con qué podrá entrar y cómo podrá acceder?
El texto plantea una analogía poderosa: una persona que tiene conocimiento sin acción es como alguien que posee las llaves interiores pero no las exteriores. En términos prácticos:
- Llaves interiores: Representan el conocimiento y el entendimiento profundo, la capacidad intelectual de comprender la Torá y los preceptos divinos.
- Llaves exteriores: Simbolizan las acciones, la forma en que se materializa ese conocimiento en la práctica cotidiana.
Sin las llaves exteriores (las acciones), el conocimiento no puede manifestarse plenamente en la vida. Esto plantea la pregunta: ¿de qué sirve el conocimiento si no se traduce en cambios concretos y significativos?
El pasaje resalta que la verdadera vida espiritual no se define solo por lo que se sabe, sino por lo que se hace. Una persona completa no solo teme a Dios y acumula conocimiento, sino que actúa en consecuencia, traduciendo el aprendizaje en mitzvot y en impacto tangible. ¿Cómo aseguras que tu conocimiento y tus buenas intenciones se traduzcan en acciones concretas que reflejen tus valores?
Para Ibn Ezra el hecho que Kohelet usa Elohim en lugar de יהוה ya encierra un gran secreto:
(א) כי את. סוד שלא זכר בספר בראשית עד ויכלו לשם שם כי אם האלהים הוא סוד ספר קהלת: (ב) וענין על כל נעלם. כל מעשה נראה שתעשה יובא במשפט כפי הנעלם והענין כפי כונת הלב אם טוב ואם רע ויש אומרים ואפילו דבר שנעלם ממך והראשון יותר נכון בעיני: (ג) וברוך היודע האמת ומחסדיו אשאל לכפר שגיאותי ויעיר כבודי עד יודיעני אורח חיים:
(א) Ya que: Es un secreto que no se mencionó en el libro de Bereshit hasta que se llegó al versículo "Y fueron terminados..." (Génesis 2:1). Allí se menciona por primera vez el nombre de Dios como "Hashem", en lugar de "Elohim". Este es el secreto del libro de Kohelet (Eclesiastés).
(ב) "Con respecto a todo lo oculto": Cada acción visible que realices será llevada a juicio de acuerdo con lo que está oculto, es decir, de acuerdo con la intención del corazón, ya sea buena o mala. Algunos dicen que esto incluye incluso algo que esté oculto de ti mismo, pero la primera interpretación me parece más correcta.
(ג) "Bendito sea aquel que conoce la verdad": Y de Su bondad, pido que perdone mis errores y despierte mi espíritu hasta que me muestre el camino de la vida.
Ibn Ezra distingue entre dos ocultamientos: aquello que realmente comprenderás de ti cuando te interrogues a ti mismo (desde el "inconsciente hacia lo consciente" - ¿por qué hice eso?) y aquello que nunca lograrás comprender de ti mismo más allá que crees que has logrado "interpretar" o "racionalizar" tu accionar. Finalmente aprovecha para pedir a Dios que sea bondadoso por si en su intento como intérprete erró al tergiversar "la verdad" (como nadie la sabe salvo Dios quizás Ibn Ezra compartió su verdad y no era LA verdad de Dios).
Finalmente, muchos académicos muy importantes están convencidos que el final de Kohelet fue escrito por algún otro autor anónimo como para intentar darle un "final feliz". Erica y otros no creen que es así. Su idea es que "Kohelet invita a que cada uno pruebe al máximo a Dios y al ser humano, sea donde sea que esto lo lleve, siempre y cuando mantenga el temor reverencial a Dios y la observancia de las mitzvot como comportamiento". Un equilibrio difícil de alcanzar. Sería una especie de "libertad responsable".
Este estado de equilibrio nos lleva de nuevo al punto de partida de lo que Kohelet está tratando de lograr al codificar una vida que valga la pena a través de su evaluación de la sabiduría común y su propia experiencia de vida. En la conclusión del libro, Kohelet habría discutido con el filósofo moderno Todd May:
No le debemos a los demás ni a nosotros mismos vivir con propósito. Si alguien dijera, frente a lo que he descrito, frente a la importancia de vivir vida con propósito, "no me interesa", no tendría queja alguna contra él. No tendría ningún argumento que presentar sobre por qué debería, incluso si no le interesa, sentirse obligado a expresar algún valor narrativo u otro. Aquí...el propósito es un poco como la belleza. Nadie está obligado a crear belleza, aunque la admiremos cuando aparece. De manera similar, nadie tiene el deber de vivir con propósito, pero a menudo lo agradecemos cuando nos encontramos con esas vidas. Juzgar una vida como carente de propósito, o relativamente carente de propósito, no es evaluarla como carente de valor.
Podríamos usar esta distinción para entender la conclusión de Kohelet. A veces la vida puede parecernos carente de propósito, pero nunca carece de valor porque Dios, el verdadero contador, es responsable de la medición de una vida. Como se analizó en un capítulo anterior, Kohelet recomienda los placeres rutinarios como un bálsamo para los dilemas cósmicos que parecen irreconciliables para los seres humanos y que se dejan en manos de Elohim, el Juez Divino y guardián de los misterios. Independientemente de si la búsqueda de significado produce respuestas o no, Kohelet declara que debemos adorar a Dios y observar los mandamientos porque todavía estamos aquí, en esta vida, y por lo tanto somos responsables de nuestras acciones y relaciones. Uno podría incluso llevar esto a una conclusión más radical. Si es posible, evite por completo la búsqueda de propósito y encuentre propósito en lo que ya se le ha ordenado hacer.
Susan Wolf, otra filósofa contemporánea, en su libro Meaning in Life and Why It Matters, sugiere que en lugar de formular una búsqueda del propósito de la vida humana, necesitamos pensar de manera diferente sobre la naturaleza del propósito en sí mismo:
La vida de una persona puede tener propósito solo si se preocupa profundamente por alguna cosa o cosas, solo si está cautivada, emocionada, interesada, comprometida... Uno debe ser capaz de estar en algún tipo de relación con el objeto valioso de su atención para crearlo, protegerlo, promoverlo, honrarlo, en general para afirmarlo activamente de alguna manera.
En otras palabras, el propósito no es un sustantivo ni, más específicamente, un objeto directo. El propósito es un verbo: es el proceso de búsqueda en sí mismo que confiere dignidad e integridad a la vida humana. Esto también puede ser una manera de interpretar el final de Kohelet y está capturado majestuosamente en un soneto del poeta contemporáneo Yakov Azriel*:
No sé, oh Señor, qué le sucede
al alma cuando la gente muere; no sé
qué le sucede a la nieve que desaparece,
o a la lluvia que se desvanece sin una pista.
No sé qué le sucede al rocío
cuando las mañanas se convierten en fuego, o al mar
que retrocede lentamente en el que nadé hace mucho tiempo
antes de que todos los ríos aprendieran a fluir hacia Ti.
No conozco los misterios del bien
y del mal, de la vida y la muerte; no puedo decir
la razón por la que sufrimos y lloramos.
Dios omnisciente, sólo yo sé que
no debo abandonar el pozo que cavaron mis padres, el pozo
en el que veo reflejos de Tu cielo.
*Yakov Azriel es un poeta, traductor y ensayista que nació en Nueva York y se trasladó a Israel en la década de 1970. Azriel, quien escribe tanto en inglés como en hebreo, ha dedicado gran parte de su obra a explorar temas espirituales y bíblicos, especialmente en relación con la tradición judía. Su poesía refleja una profunda sensibilidad religiosa y un interés por conectar textos antiguos con experiencias contemporáneas.
Kohelet nos pide que sigamos cavando los pozos de nuestros antepasados y que veamos en ellos reflejos del cielo de Dios. Nos deja con una declaración que podría reformularse como una pregunta. ¿Podemos medir el valor de la vida humana utilizando nuestras capacidades en ausencia de las respuestas a las preguntas más inquietantes de la vida? Debemos hacerlo, concluye. Debemos hacerlo.